Nadie vendrá a salvarte ahora

NOBODY COMES TO SAVE YOU NOW (RETURN TO LIFE WITH THE RAIN II)
¿NADIE VENDRÁ A SALVARTE?
Capítulo 1
Marcha atrás
Al poco tiempo de que de momento me quedara a vivir en la casa de Katia, eso sí, en una
habitación aparte (que cada vez fui visitando menos), Katia se empezó a llevar mejor conmigo
y poco a poco me descubría como en realidad era, y a consecuencia de aquello cada vez se
arrepentía más por cómo se había comportado conmigo y no cesaba de pedirme perdón, y yo
se lo daba pero ambos sabíamos que en realidad eso no era lo que pedía o lo que necesitaba
y que todo podría haberse desarrollado de otra manera, pero también era bueno lo que
teníamos ahora, lo que ambos deseábamos ahora y que comprendíamos que así tendría que
haber sido desde el principio, pero que ahora que estábamos juntos haríamos lo posible por
recuperar el tiempo perdido, o más bien, aprovechar al máximo el tiempo que a partir de
entonces tendríamos.
Y para empezar no me quedó más que descubrir que después de su resurrección, Katia se
sentía conforme a sus habilidades como si volviera a tener dos años, aunque toda la materia
de estudios que le correspondería para su edad, segundo de bachillerato, fue fácil de volver
a aprender para ella en apenas unos meses, debido a esto tuvo que suplir unos cuantos
suspensos, pero que luego se convirtieron en aprobados justo a tiempo, lo que fue más difícil
fue la otra parte, al principio le costaba andar y mantenerse erguida, y le ayudé para que se
fuera acostumbrando pero menos mal que no tuve que volver a enseñarle a hablar, cosa que
junto a sus recuerdos di gracias a Dios de que se hubieran mantenido intactos, así también
me contó su estrecha relación con el agua, que me ayudó cuando tuve, eso sí, que volver a
enseñarle a nadar, aunque en seguida parecía una surfista profesional cuando cogió una tabla
que había sido abandonada en la playa, después su propietario nos descubrió utilizándola,
pero nos aseguró que Katia se la podía quedar, y entonces Katia escribió en el final de la
tabla junto al borde con rotulador permanente a prueba de marcas de agua “(HEART)Reik x
Katia (HEART)”, lo que ella supo que me encantó y nos dimos nuestro primer beso en mucho
tiempo después de que nos besáramos aparte de cuando la milagrosa lluvia la resucitara.
Capítulo 2
Nuevos problemas
Al principio me preocupaba que al volver a enseñarle tantas cosas Katia me tomara por su
padre, pero me sorprendí gratamente cuando me recordó y se hizo recordar a sí misma que
su padre había muerto y que más bien ella cuidaba a su madre y no al revés, aunque en mi
opinión se cuidaban mutuamente, y ahora que yo vivía con ellas estaba contribuyendo a eso,
una triple conceptuación familiar, yo le caía muy bien a su madre Maya, sobretodo en cuanto
vio que había salvado a su hija y que ella era muy feliz conmigo, además de ahorrarle trabajo
con sus estudios y demás, también ayudaba a su madre en la casa, cuando no las llevaba a
dar una vuelta en el coche que había heredado hace unos meses, un chevy rojo, un poco
antiguo, pero estaba bien y a veces tenía que soportar sus manías, como cuando parecía que
se estropeaba, pero que solo se había soltado una bujía, o le faltaba agua, agua de coche, eso
me recuerda a cuando dejé de beberme el agua de las gasolineras, aunque fuera “potable”, es
mejor la de cualquier otro grifo o fuente.
O como insuperable, la que compartes con tu novia cuando tiene la boca llena y la besas,
entonces te la pasa y tragas mientras nos seguimos besando, algo que pasó mientras nos
enterábamos que Jason se había escapado de la cárcel.
En cuanto fuimos a su casa encontramos la moto de Dirk aparcada en la entrada, junto a un
árbol viejo pero robusto, se nos había adelantado.
A mí no me apetecía entrar y volver a ver a Dirk, pero Reik casi llegó volando a la puerta de
entrada, estaba que echaba humo, yo esperaba que Dirk hubiera cambiado y que hubiera
dejado de estar tan guapo, mientras tanto me quede apoyada en el árbol al lado de su moto y
haciendo lo posible por olvidar cuando la montaba con él.
Reik volvió antes de lo que me esperaba diciéndome que ni Jason ni Dirk estaban en la casa,
que solo pudo hablar con el padre de Jason, un tío muy hecho a las formas de antes pero que
ambos se supieron entender, parece que Jason estuvo en su casa poco tiempo para coger
algunas cosas creyendo que ni siquiera su padre lo había descubierto, pero que este no tiene
ni un pelo de tonto, y nos dijo que seguramente se había ido a la bolera, donde acostumbraba
a gastarse más dinero del que debía, aunque no estaba preocupado, pues sabía que ya no
podía ir después al bar que frecuentaba tanto y luego coger el coche, porque se lo retiraron.
Tal como me dijo su padre los empleados de la bolera nos dijeron que había estado allí, pero
que no sabían que se había escapado de la cárcel, si no hubieran llamado a la policía, pero
que solo había jugado una partida y se había ido, aunque para jugar parece que había usado
la documentación de su padre, John, y por el parecido se la aceptaron, yo ya me disponía a
marcharme cuando Katia me dijo que nos quedáramos a jugar unas partidas y por como es
mi chica y me gusta la bolera, le dije que sí, pero que solo un par, que se convirtieron en unas
cuantas más en cuanto me empezaba a ganar, aunque me diera besos y abrazos para que
no me enfadara, yo siempre quería la revancha, pero me cansé, parece que eso tampoco se
le había olvidado a Katia, se le daban bien los bolos, aunque dejara las banderillas de vez
en cuando, hubo una vez que derribó los bolos que quedaban cuando estos eran los de cada
extremo, pero creo que fue pura suerte.
Así que tocaba buscarlo en otro lugar, pero no sabíamos dónde y optamos por dejarlo pasar,
mientras no nos molestara puede que no fuera tanto problema nuestro como pensábamos.
Menos mal que bien nos habíamos dado una vuelta como novios y Katia quiso que
acabásemos yendo a merendar a un restaurante, lo que consideramos una cita, pero que
muchas que tuviéramos y que saliéramos yo no pensaba darle más que besos y abrazos y
demás jugueteos, ella era feliz así y de momento ninguno pensábamos en más.
La cita fue bien, aunque nunca me olvidaré como Katia casi se mancha la camiseta con el
tomate de la hamburguesa, pero luego se intentó limpiar cuando en realidad no llevaba nada
y al tirar de la servilleta se tiró encima su refresco de agua con gas, yo no podía evitar reírme
al tiempo que veía su piel transparentada, como resplandeciente, pero también me quité la
sudadera al tiempo que me levantaba para que se la pusiera y así con el calor se secara, a ella
le extrañó mi rara caballerosidad, pero la aceptó y se puso mi sudadera, cuando llegamos a su
casa incluso quiso quedársela por lo bien que le sentaba y yo solo le pude decir que a veces
se la dejaría, pero que era mi favorita, ¿y por qué?, pues porque la habíamos compartido y
porque era como si durmiera con ella cuando la llevaba puesta y me iba a dormir, pero sin
ponerme las mantas en la cama, solo hasta las rodillas.
Pero aparte de quedarme en una habitación para mí solo que no compartía con Katia, lo peor
fue cuando nos enteramos de que su padre seguía vivo y ahora vivía en México, se suponía
que había muerto en el 11-S, pero lo que pasó es que no nos informaron cuando lo rescataron
de los restos de las torres, ahora tanto Katia como su madre, y de paso yo, queríamos saber
por qué se había estado escondiendo de nosotros más de 10 años.
Por tanto ahora Katia quería ir a visitarlo a toda costa, ¡y lo quería hacer sola!, su madre la
dejaba porque ella tenía demasiado trabajo, y yo tenía que seguir estudiando, algo que ella
parecía que sí se podía permitir interrumpir, ¡pero ella ahora era mi vida!, lo acepté, pero le
dije que me llamara si pasaba cualquier cosa.
Capítulo 3
Despedidas
Antes de que se marchara aquella última noche me dejó entrar en su habitación e hicimos el
amor, su madre no se enteró, y a la mañana siguiente Katia se fue en autobús al aeropuerto
con una inmejorable cara de satisfacción, algo que yo también compartía en ese momento.
Nada más marcharse su madre y yo nos fuimos a casa y empezamos a pensar en ella, cada
uno por su parte, ella hacía la comida y yo estaba tumbado en mi cama dejando que pasara
el tiempo y recordando todo lo que había vivido con ella desde que nos conocimos, incluso
cuando parecía que ella me odiase, justamente porque yo la amaba, pero ella parecía que
amaba más a otra persona, que en ese momento yo no sabía quién era.
Cuatro meses después Katia nos informaba de que llevaba en su vientre un hijo mío, lo que
no sabía era porque había tardado tanto en llamar, mientras su madre seguía al teléfono
yo escribía una nueva canción que sumar a la incesante cantidad de canciones que tenía
compuestas por y para ella, y empezaba a pensar si podría introducir al bebe en ellas de alguna
forma, pero una semana después Jason, al que no se le veía desde hace mucho vino para
matarme una tarde en que yo paseaba por la playa mientras iba oscureciéndose el cielo, ni
yo podría haber ido elegido mejor, pero solo llevaba un puñal, el cual a base de la pelea se
introdujo en mi cuerpo y en el suyo varias veces, mientras nos desangrábamos yo no podía
parar de pensar en Katia, en que no estaría cuando volviese y que no podría mirar a nuestra
hija y decir cuánto se parecían.
Epílogo
Generaciones
Cuando volvimos a nuestra casa, mi madre me dijo que Dirk había encontrado a Reik y Jason
muertos, cuando iba al salón siguiendo el sonido de cómo oía cantar a mi preciosa hija Clara
de ya cuatro años, observé que estaba leyendo canciones que estaban desparramadas en
folios sobre la mesa ante el televisor, un año más tarde, en cuanto parecía que mi hija se
había hecho una completa fan de esas canciones, las cuales se había encargado de ordenar y
aprenderse, le dije que eran de su padre y que yo no las había leído nunca, pero en nada más
que lo hice, descubrí que eran para mí y ambas lloramos al recordarlo, primero yo y después
Clara, que intentó apartar los folios para que no se mojaran.
FIN

Comentarios

Entradas populares de este blog

EMPIECE BLOG DE AMOR, CIERTA EXPERIENCIA PERSONAL CON EL AMOR

Sentirse como estar muriendo

Pump up the Volume, la historia de la musica electrónica